Presentación en el Ateneu Llibertari de Gràcia

   JUEVES 13 DE JUNIO A LAS 20h EN EL ATENEU LLIBERTARI DE GRÀCIA (c/Alzina, 5. Barcelona)

Estamos en un momento en que los abusos sexuales en la infancia están, tímidamente, saliendo a la luz. En este contexto me decido a publicar, a través de  Editorial Descontrol el libro Palabras Dislocadas. Desnudez desde las cenizas. La próxima presentación del libro tendrá lugar el jueves 13 de Junio a las 20 horas en el Ateneu Llibertari de GràciaCon la alegría de hacerlo, de nuevo, en un espacio amigo y acompañada de la guitarra del músico Dani S  os explicaré mi visión de los abusos sexuales en la infancia y cómo éstos se están abordando a partir, por ejemplo, del esclavo rol de víctima. Hay mucho por explicar, así que si quieres saber más te invito a que vengas a la presentación. Trae papel y boli!!

 

Cartel de: Ateneu Llibertari de Gràcia

 

Impresiones

Una tarde en la madriguera, aquella que sirve para protegerte de lxs depredadorxs.

Barcelona: ¿ciudad en decadencia? Cuando hablo de la ciudad que me dio a luz no puedo evitar pensarla a través de los espacios que la conforman y es lógico: las ciudades son las personas que las transitan. Un espacio tiene un sentido en la medida que tiene una historia. Barcelona es una ciudad demasiado caótica para su tamaño y he visto a lo largo de los años cómo se ha ido transformando en un enorme agujero negro capaz de borrar su propia voz. Dejando una estela de desilusión alrededor.

He visto cómo ha pasado de ser una ciudad combativa con una historia propia para ser una parada turística que todo lo aniquila a su paso. Se materializan las políticas de invisibilización, aquellas que se dedican a transformar algo en otra cosa que sea vendible y disfrutable para sus clientes. Invisibilización, entre otras cosas,  de la especulación inmobiliaria, de la angustia que genera que cuando acabe tu contrato te puedan decir(a veces a golpe de burofax) que dejes el piso en alquiler porque va a ser un bloque de pisos turísticos o te van casi a doblar el precio. Invisibilización, entre otras cosas,  de lo jodidamente caro que es vivir en la ciudad y de esta sensación constante de que no tenemos cabida aquí, de la precariedad laboral, de los porrazos que bailan cuando levantas la voz. Compartimos el vagón de metro con el turista de turno que ve cómo nos arrastran las ojeras como reflejo del precio del alquiler, pero no importa. «Nos está esperando el Park Güell y llegamos tarde a visitarlo, ya tenemos compradas las entradas». Barcelona, como todo espectáculo, con su público.

Barcelona: una ciudad que se descuartiza a sí misma. Una ciudad en colapso.  En este contexto los espacios vivos son espacios de resistencia, donde otro modo de pensar, hacer y relacionarse es posible.

Aterricé en el Ateneu Llibertari de Gràcia con algunas fotos del libro en un pen sin tener la menor idea de cómo se verían en un proyector. Me dejó la boca abierta la luz y la nitidez con la que se reflejaban. El Ateneu es un espacio pequeño y acogedor. Entrando a la derecha, atornillada a la pared, hay una estantería con una colección de libros que se han presentado allí. A la izquierda, un apartado inacabable de carteles de presentaciones y actividades varias. Alx me recibió con las manos abiertas con sus abrazos de calor indiscutible. Guardaba un buen recuerdo el día que leí algunos textos en el 22º cumpleaños de Asamblea de Majaras y algo me decía que no iba a ser menos. Acompañadx de una infusión de regaliz que paseaba de un lugar a otro preparé las fotos, las sillas y los papeles en media hora. Dani S llegó a punto para la prueba de sonido con su respectiva cerveza y su energía inacabable.

Antes de empezar me llené un vaso de agua con una jarra curvilínea que me habían dejado preparada, de esas que abanican cualquier nevera familiar. La respuesta de las personas que vinieron no podía haber sido mejor. No me la esperaba y su calor convirtió una situación de nervios en un cobijo, como un vals colectivo. Voy a las presentaciones preparadx para que no haya turno de palabra, pero me pilló por sorpresa ese final de tarde. Hubieron intervenciones de lo más variadas: felicitaciones, propuestas y alguna confesión. Sentí muy importantes todas y cada una de palabras de retorno, puesto que tiene que ver con lo cómodas que se sienten las personas. No hay nada más placentero que comprobarlo.

Cuando acabamos seguimos en la madriguera con una cerveza cada unx, haciéndonos fotos y contándonos la vida . Perdí con gusto el tren de vuelta a casa.

Es complejo describir lo que se siente en un momento de ajetreo interno. Quizás te preguntarás el por qué de este alboroto de entraña. Los abusos sexuales en la infancia no es una «temática» seguramente para nadie de nosotrxs. Es algo que traspasa la capa ósea y te corta la respiración, tanto para la persona que recita como para la persona que escucha. Cuando alguien habla de los abusos sexuales en la infancia hay una impregnación que se queda en las paredes, no lo puedes objetizar y colocarte a una distancia prudencial que no te haga temblar. De ahí que no sea un tema de conversación, sino que es algo complicado de situar en un plano que no duela y mirarlo con una perspectiva más fría, si lo quieres llamar así. Quizás éste sea el motivo de mi despilfarre de energía durante presentaciones. Todxs tenemos capacidad de sentir inmensamente, pero esa inmensidad debe ser digerida. Muchas veces las palabras no hacen justicia y se quedan paseando por la traquea.

Esa tarde vi como dos generaciones se dieron la mano. Retuve en el desagüe una lágrima de mi propiedad, seguí recitando y se abrió el cielo.

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